Monday, August 11, 2025

Tremendo zape

Era mi tercer semana llorando, ya le había tomado cariño a esa profunda tristeza, aunque en el fondo sabía que saldría de esto, por el momento no quería hablar con nadie, ni ver a nadie.

A pesar de que pedir ayuda implicaba tener contacto con alguien, hice un breve y casi insonoro intento de pedir ayuda, en ese momento mi entonces psicólogo no fue de mucha ayuda, sus recomendaciones no daban resultado y mis amigas mas allegadas no parecían tener tiempo para mi, así que decidí aguantar vara, esperar a que la tristeza se cansara de mi y me dejara en paz. Ya sé, esto suena muy estúpido pero es lo que pasa cuando la claridad mental te abandona y dejas que los sentimientos te dominen.

Sin embargo alguien escucho mi débil intento de pedir ayuda, así que Diosito me mandó a la persona menos esperada a que me diera tremendo zape.

Pues esa persona que apenas conozco, con la que claro si tenía temas que tratar; pero sin decir agua va, se subió a mi carro con tal confianza que aun me tiene impresionada y empezó a hablar con singular alegría de los pendientes por aclarar, nunca me había pasado que alguien sin mí permiso se subiera a mi carro; déjame explicarte que mi carro es un espacio muy íntimo y como es pequeño pues la persona quedaba incómodamente cerca de mi, y no podía poner atención a lo que me decía porque estaba muy triste, sorprendida y muy muy incomoda.

En algún punto como que se dio cuenta que yo no estaba muy bien y amablemente me pregunto ¿cómo estás?, esa pregunta, por poco me hace explotar en llanto, no me acuerdo que pasó pero de alguna manera salí de esa situación, es decir el tipo se bajo de mi carro, ni me acuerdo si llegamos a algún acuerdo o que.

Ese fue el primer día en que deje el sentimiento de tristeza aunque fuera por un momento y aunque fuera para sentir incomodidad y sorpresa, aun ahora no entiendo con que valor alguien se sube a un carro ajeno sin pedir permiso.

Cuando lo volví a ver, me baje rápidamente del carro para que no se subiera y trate de saludar normal así como hola y adiós, pero cuando me pregunto nuevamente como estas, casi vuelvo a llorar, solo que ahora la tristeza que sentía no iba sola, iba acompañada de reflexión, por fin el tremendo zape estaba sacudiendo lo mas profundo de mi cerebro, a partir de ahí además de revolcarme en mi miseria espiritual, empecé a tomar acciones para salir del bache en el que me encontraba, al principio era un poco porque sentía que cuando lo volviera a ver y me preguntara ¿cómo estas?, y yo no tenia avances me iba a regañar o algo así, y aunque no fue inmediato, e incluso no se si estoy totalmente fuera de ese bache, me siento contenta con el rumbo que esta tomando mi vida, sobre todo con como me percibo.

Por ese gesto de amabilidad y empatía estaré siempre agradecida contigo señor extraño y por supuesto con Dios.