Después de leer un poco sobre mi vida es fácil intuir que nunca tuve una mascota, no porque no la deseara, como todo niño alucinaba con la idea de tener un peludito, claro que no tenia idea de lo que esto implica, darle de comer, vacunarlo, que no se le peguen las pulgas, bañarlo es tiempo dinero y esfuerzo, y pues yo solo tenia tiempo y toda la disposición.
En casa de mi mamá no tenia un lugar específico para mi, es decir si me dejaban entrar por supuesto pero no tenia un cuarto o un espacio designado para mi o para mis cosas.
Quiero pensar que si no había espacio para mi, menos para una mascota, el caso es que crecí careciendo de la compañía de una mascota.
Además crecí con un miedo irracional a los perros.
Cuando era mayor intentando sostener la relación de pareja, el psicólogo de sugirió a Ib que comprara un perro y se hiciera responsable de él, cosa que no paso y termine con la perrita sin saber que hacer era muy desmadrosa, estaba la pobre todo el día en el patio, solita porque yo tenia que trabajar y casi no estábamos en casa, además nadie me ayudaba a limpiarle, ni sacarla a pasear, así que termine regalándola, (aun me siento culpable por eso).
y aquí es donde la historia apenas empieza, mi hija me pedio un perrito, para navidad de 2019, no quería ningún tipo de regalo, nada mas que un perrito y yo pensé --en la madre como podre yo ser responsable de una mascota, si no soy responsable ni con mis hijos, todo mal conmigo--
Aun así busque adoptar una perrita, para mi hija, y cuando Annia vio la foto se enamoró de la perrita, como paso después con toda persona que la conocía pero no me la entregaron de inmediato porque le estaban haciendo su protocolo y buscando recuperarla un poco, ya que la encontraron dentro de una bolsa negra, muy golpeada, quemada con la lengua casi rota, de hecho le soldó chueca, y el hociquito también chueco eso hacía que no pudiera cerrar su hociquito, no podía ladrar y no podía comer croquetas.
Cuando fui por ella para traerla a casa, la abrace con el mayor cariño y cuidado que había en mi en ese momento y a pesar de eso me orino de lo asustada que estaba, estaba también llena de pulgas, y faltaba esterilizarla, pero ese 6 de enero de 2020 ella llego con nosotros con y trajo tanto amor que en ese momento no podía comprender.
Al principio pensé no va a entrar a la casa, va a vivir en la cochera, y como no tenia dinero le hice una casa con cuadros de fomi y tela de manta acolchada para que fuera calientita, y el segundo día la escuche ladrar por primera vez, mi corazón dio un vuelco de alegría porque ya su hociquito funcionaba mejor.
Dos días después vi su cuerpecito temblando de frío y la deje pasar a la casa dije solo a la sala no va a pasar mas que a la sala, y unos días después estaba durmiendo conmigo y por los siguientes 4 años fue mi fiel compañera.
Ella sabía el momento exacto en el que yo abría los ojos en la mañana, y lo primero que veía era su carita feliz, a ella le gustaba mirarme a los ojos y a través de esa mirada intercambiábamos amor.
Siempre tenía actitud positiva, siempre dispuesta a la aventura y a la diversión.
Gran maestra, se que está feliz donde esta, porque ella sabe ser feliz, sin embargo no puedo evitar extrañarla.
Gratitud y amor por siempre a Lilo.
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