Como he dejado de escribir tanto, ya no se que sobre que he escrito y sobre que no, pero ahora me dieron ganas de escribir sobre la vez que me dió por la prostitución.
Tendría por aquel tiempo como 20 años, eso es en el año de 1992, y sentia que la vida era cruel y salvaje y pense que mi unica salida era la prostitución, decidida como estaba me puse en contanto con la vecina santurrona de la colonia (dos de sus hijas eran monjas) para que me diera informes sobre algún convento donde me pudiera reclutar, y me contaron de uno donde además de mantenerme me obligaban a estudiar la prepa, lo único malo era la parte de la religiosidad, pero pensé vale la pena fingir un poco, mis sueños desde niña era estudiar y se me presentaba la que yo pensaba que era mi unica oportunidad, asi que pensé que, a pesar de ser atea lo podría manejar, que podría prostituirme por una buena causa, a demás, la prostitución no podría ser tan mala, es el oficio más antiguó, y como dicen, no hay mal que dure 100 años, ni pendejo que loa guante.
Lo primero era pasar la prueba de los retiros, asi que me apunte al primero, no hacia más que repetir en mi cabeza, yo puedo lograrlo, puedo sobrevivir sin que nadie sepa de mi ateismo, solo tengo que concentrarme mucho, y a cambio de ese pequeño esfuerzo tendre casa, comida y estudio, para desanimarme las monjas me comentaban que debía trabajar en las labores de la casa y que debía hacer labor social, pero eso me parecía muy bien, porque el trabajo es integración y ayudar a las personas me gusta; lo que me preocupaba era cuando decían que todo era por agradar a Dios y que había que rezar y esas cosas que hacen los católicos, pero pensé que podría lidiar con eso.
Hasta me puse a estudiar la biblia y mi estancia en aquel convento (durante el retiro), me didicaba a registrar en mi mente todo detalle que me dijera como esperaban que actuara para actuar como es debido. El primer retiro fue difícil, más de lo que pensaba, pero lo soporté, pero en el segundo retiro, nos encontrabamos en la capilla haciendo oración, cosa que no tengo idea como se hace, pero todas estaban calladas y con los ojos cerrados, no cerré los ojos por completo porque entonces no sabria que tendría que hacer a continuación, me sentía terrible, hipócrita, prostituta, y de repente fua acercandose a cada una preguntanto si sentiamos la presencia del espíritu santo, que este día era especial y que había un aroma a no se que, pero que ese era el del espíritu santo, como que de ese perfume usa, por supuesto que no sentí ni olí nada, pero una de las chavas del retiro de repente calló, se la llevaron rápido las mojas, supongo que a la enfermería, y la monja que se quedó con nosotras en la capilla, nos dijo que era el efecto de la presencia del espíritu santo, que el tal vez la toco, y que algunas pensonas no podian con tanta emosión, en eso llegó mi turno, la religiosa se acerco a mi y me preguntó si sentía la presencia del espíritu santo, conteste que si por supuesto, y me preguntó ¿que sientes? --siento mucha paz y un dulce aroma que no podía describir-- Que cosa más falsa, en eso momento supe que no lo soportaría, había quienes hasta lloraban por la emosión esa del espíritu santo y yo no entendía que hacía ahí, pense que debía haber una forma más descente de ganarse el pan y el techo. No quiero decir con esto que las monjas son malas, si no todo lo contrario, no se puede pretender fingir lo que otros creen con tanta devoción, no se vale faltarles así al respeto.
Ese retiro lo terminé de la forma más normal que pude y así sin decir nada solamente no volví a presentarme, ese día también tomé la determinación de mudarme de casa de mi mamá y de trabajar duro para sostenerme.
En ese retiro y gracias a esas religiosas aprendí muchas cosas, que no estaban en la curricula.
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