Monday, October 02, 2006

Recuerdos desordenados

Después del pateón siguieros muchos días vacios y otros llenos de recuerdos de esos tres días.

Recardaba el momento en el que supe que llegaba su ataud a la funeraria, Gina y yo corrimos hasta la pared del fondo y tratamos de ocultarnos en un rincon, con esto pretendiamos que su muerte no nos alcazara, pero ella cada vez estaba más cerca y no había más a donde correr.
Cuando su muerte me alcanzó, sentí un terrible dolor en el pecho estaba sofocada y mi corazón latía a toda prisa, creo que ese fue el inicio de mi colitis. Cuando por fin su muerte me alcanzó me imagine que mi hermano se había metamorfoseado y se había convertido en un cajón de madera que se iría volando en cuanto terminara su sepelio.
Una vez aceptado esto ahora me preocupaba que mi hermano no tenía flores, con el poco dinero que teniamos Heidy y yo quizimos comprar flores para que mi hermano no se sintiera tan solo, aun era de madrugada, y la funeraria estaba casi vacia, ni siquiera los parientes más cercanos estaban, solo estabamos Gina, Heidy y yo, pensamos que era normal, siempre estabamos solas.
Poco a poco fueron llegando parientes que yo ni diquiera conocia y otros de los que había escuchado pero que no los conocía en persona.
Era temprano aún en la mañana cuando comenzaron a llegar los vecinos, me dio la impresión de que no faltaba ninguno, toda la colonia estaba ahí, hasta el señor de los tacos dolodo por la perdida de uno de sus mejores cliente.
Como a las 11 de la mañana no cabiamos en el lugar, mi hermano era maestro de secundaria y parecía que todas las generaciones a las que impartío clase; pasadas, presentes y futuras estaban ahí y algún acomedido organizador nos pidio que salieramos de la funeraria para permitir que se hiciera una especie de visita guiada y que todos pudieran despedirse de el.
Este hecho me sorprendió mucho, ya que no sabía que mi hermano fuera tan popular,

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