A veces me pregunto si las mentes de los niños son todas así de frágiles o era solo mi mente trastornada la que emitía esos juicios, el caso es que hubo sucesos que me marcaron como el que narro a continuación.
Tenia aproximadamente cuatro años, mi hermano 6 y mi hermana 9, mi hermano era invencible para los golpes, teniéndolo cerca nunca nadie se atrevería a dañarme, mi hermana además de ser ruda era muy inteligente.
Un día pelearon con los vecinos más o menos de la misma edad, pero por supuesto que mis hermanos les dieron una paliza a los vecinos y estos niños quedaron con sed de venganza.
Esperaron a que yo saliera a la calle para invitarme a su casa, tuvieron que insistir porque yo tenía prohibido meterme a otras casas.
Pero como yo no era ni la más lista, ni la más fuerte, me convencieron; una vez adentro de su casa, entre los tres hermanitos me dieron una golpiza, que para la edad no debe haber sido tan grave, pero yo me asuste mucho, pensé que nunca saldría de ahí.
Cuando por fin me dejaron salir, fui corriendo a decirle a mis hermanos para que me defendieran, pero ninguno de ellos quiso hacerlo, me dijeron que eso me había ganado por tonta, y tenían razón; sin embargo este suceso marco mi vida por muchos años, ya que no volví a confiar en ellos, ni a pedirles ayuda; en ese momento me sentí tan sola y tan asustada de tener que enfrentarme al mundo, bueno que digo al mundo a los vecinos yo sola.
La solución para mi fue hacerme más ruda que mi hermana, ser como una pesadilla para los niños de la colonia y para mis mismos hermanos, claro que no era bien vista, las mamas aconsejaban a los niños que no jugaran conmigo, excepto las mamas que eran alcohólicas o adictas a alguna droga.
Lo triste de esta historia es que perdí toda comunicación con mis hermanos, deje de confiar en ellos, casi de hablar con ellos y de contar con ellos.
Ahora, tres décadas más tarde; mi hermana tiene problemas emocionales y no la puedo ayudar, durante tanto tiempo hemos estado tan distantes que no tengo la suficiente confianza para ayudarle, me preocupa, pero confío en que se recupere, después de todo, lo que no te mata te hace más fuerte.
Mi hermano murió hace 11 años victima de la delincuencia; y yo sigo aquí tratando de entender mi vida.
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