la mayoría a veces esta equivocada, pero siempre es menos preocupante pertenecer a esa mayoría aun cuando la razón no esta de su lado.
Desde pequeña me hicieron creer que yo no era nadie, que no servia para nada y que poseia por cerebro un cacahuate. Y yo lo creí tal cual, siempre me esforzaba por ser aceptada pero no lograba nada, En la primaría siempre estaba en el cuadro de honor, sacaba buenas calificaciones y sin embargo me seguía sintiendo una perfecta inutil. Cuando sentí que todo era absurdo y que se salia de mi control, era porque me veia al espejo y me notaba en el rostro rasgos de retrazo mental. Tendría yo como 12 años y le pedí a mi madre que me llevara con un psicologo, también estaba un poco de moda en la alberca, que los niños más destacados fueran al psicologo.
Como era de esperarse mi madre no tenía para pagar psicólogo y yo tampoco, lo bueno fue que me consiguió una psicologa que no nos cobraba.
Desde la primera sesión me sentí muy aliviada, recuerdo que le comente que pensaba que tenía cierto retraso mental y que además me veía los rasgos en la cara, ella me miró y me pregunto porque creia eso, me dijo que veia mi cara normal como la de cualquier adolescente, a lo que conteste --es que todos me dicen que soy muy tonta--
Entonces se dirigió a mi me miró directo a los ojos y me preguntó: ¿tú de verdad crees que eres tonta?
En ese momento comprendí que no lo era y sesó un poco mi afán por competir en todo y contratodo.
Con Sharo descubrí que tenía muchas energias y que debía transformarlas en algo bueno, con ella aprendí a ser más firme en mis desiciones, lo malo fue que un día decidí dejar la terapia sin avisar, y así sin siquiera agradecer que el tiempo que me dedicó no volví a verla nunca más.
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